Esta es una de las preguntas más frecuentes que nos hacen aquellos pacientes que han decidido restaurar su sonrisa mediante implantes dentales, tanto por estética como por funcionalidad.
Pero para entender mejor y valorar la vida útil de un implante, debemos conocer los elementos que lo conforman: un implante dental es una pieza (de titanio o zirconio), que se inserta en el hueso maxilar o mandibular y que, pasados unos meses, se integra en el hueso del propio paciente (se osteointegra). Tras este proceso, y si todo marcha correctamente, se procedería a la colocación de la corona que iría atornillada o cementada al implante.
La duración de los implantes puede variar entre paciente y paciente. Como ya sabemos, la higiene oral es muy importante para mantener un implante en boca el mayor tiempo posible. Pero la higiene no es el único factor que contribuye a la durabilidad del implante dental. Las revisiones de control y el mantenimiento de éste a lo largo de su vida, son realmente importantes para que el implante tenga una esperanza de vida mayor.
El éxito del implante también está condicionado por otros factores que afectan de manera negativa a su duración. Hábitos nocivos como fumar, o la sobrecarga excesiva en boca por maloclusión, bruxismo o el apiñamiento, perjudican gravemente el estado y la durabilidad del implante.
Una de las creencias populares que más oímos en consulta hoy en día, es que el implante puede causar alergia o rechazo en boca. Esto es falso, ya que en un implante no existe el rechazo, sino la infección. Un buen implante, de titanio o zirconio, tiene una excelente biocompatibilidad con los tejidos del organismo humano.
Por lo tanto, la pérdida del implante por infección, puede estar generada por factores biológicos, y no osteointegrarse debidamente (fijarse en el hueso); por sobrecarga mecánica (bruxismo), por mala higiene, o por enfermedades sistémicas no controladas, como la diabetes.
Otros de los factores que contribuyen a la pérdida del implante es, por ejemplo, que la colocación de éste haya sido en pacientes con poca cantidad de hueso, tanto en anchura como en altura. En estos casos, el odontólogo será el encargado de decidir si el paciente es apto para llevar implantes o no.
En el caso de pacientes con una cantidad de hueso insuficiente, existen alternativas para aumentar su altura o anchura ósea, mediante técnicas de injerto de hueso del propio paciente (autoinjerto) o mediante biomateriales como, por ejemplo, el xenoinjerto o el aloinjerto entre otros.
Hoy en día, no se puede garantizar que el implante dure toda la vida, pero limitando los malos hábitos, teniendo buena higiene oral, y realizando las correspondientes revisiones de control a su odontólogo podría durar más de 20 años.