Seguramente has experimentado, en algún momento de tu vida, lo que se conoce como barodontalgia. Este término se refiere al dolor de oídos o dificultad para respirar como consecuencia de cambios de presión o altitud. Se suele dar, por ejemplo, cuando cogemos un vuelo, buceamos o practicamos deportes de montaña.
Ya en el siglo XIII se tenía constancia de esta patología, cuando Marco Polo se quejaba de problemas dentales en sus expediciones (Ruta de la Seda) a su paso por las montañas del Tíbet. Pero esta patología no comenzó a estudiarse como tal hasta el año 1932, con el comienzo de la aviación.
Sin embargo, la barodontalgia no se presenta sólo con los síntomas antes mencionados, sino que también puede contribuir al dolor de dientes. Esto es debido a que la cámara pulpar del diente debe adecuarse a la presión atmosférica que experimenta.
La cámara pulpar se encuentra dentro de la corona del diente, y está compuesta por tejido inervado, y rodeado de paredes muy duras que evitan que, ante cambios de presión ambiental, la cámara pulpar pueda equilibrar su presión interna.
Además, la presión excesiva de la cámara pulpar sobre la raíz del diente puede causar infección en la pieza. Si una vez recuperada la presión habitual, sigues sintiendo molestias y el dolor no se calma, consulta con tu dentista para evitar problemas mayores.
Estos cambios de presión, con su consecuente dolor de dientes, puede ser síntoma del agravamiento de problemas dentales ya existentes. Suele darse en pacientes con encías inflamadas, caries o grandes reconstrucciones.
La mejor solución para evitar estos síntomas es mantener una buena salud oral, y realizar las correspondientes visitas al dentista.
Pero si además, viajas en avión o practicas deportes con grandes ascensos y descensos en agua y montaña, las visitas al dentista deben ser más frecuentes.