Estética dental / enero 9, 2018

Onicofagia frente a estética dental

La onicofagia es el mal hábito de morderse las uñas, y así nos lo hicieron saber nuestros padres con esas repetitivas frases en nuestra infancia: – no te muerdas las uñas, – no sé qué te estás mordiendo si ya no te queda nada, – te vas a destrozar los dedos… Pero, ¿ y los dientes? Aunque es un hábito que se puede adquirir en diferentes edades y por diferentes motivos (estrés, ansiedad, frustración, nerviosismo…), también es un hábito que afecta de manera considerable a nuestra estética e higiene oral.

Son muchas las consecuencias que puede ocasionar la onicofagia en nuestra salud bucodental, entre las que podemos enumerar algunas de ellas:

  • El constante y reiterado mosdisqueo de uñas puede acabar desgastando y astillando, de manera prematura, el esmalte de los incisivos centrales y laterales,  y ocasionar  también la fractura de algunas piezas dentales, así como su deformación y posterior debilitación.
  • Aparte del deterioro en el esmalte, también se pueden sufrir daños en las encías. Al morderse las uñas, es común clavarse algún trozo, lo que conlleva a irritación e inflamación de las encías, y a veces puede ocasionar sangrado. Esto puede desembocar en una futura enfermedad periodontal.
  • La onicofagia también puede ocasionar más sensibilidad dental, por lo que el paciente con este hábito y una sensibilidad acentuada no podría hacerse algunos tratamientos de estética dental como, por ejemplo, un blanqueamiento.
  • Otra de las consecuencias de morderse las uñas es el trastorno o alteración de la mandíbula, que se traduce en dolor y problemas al masticar. Con la deformación de los dientes y la mandíbula pueden aparecer otros problemas, como son el dolor de oídos y de cabeza.
  • Por último, y no menos importante, este mal hábito puede provocar infecciones bacterianas y víricas en labios y mucosa oral. Las manos y las uñas están expuestas continuamente a la suciedad y acumulan multitud de bacterias, por lo que el continuo contacto con dientes y encías hacen fácil la entrada de esas bacterias a nuestro entorno oral, pudiendo producir aftas y herpes, VPH, entre otras.