Cirugía oral e implantología / 18 mayo, 2018

Regeneración Ósea

Un tratamiento de regeneración ósea resulta imprescindible en aquellos casos en los que el paciente quiere someterse a una rehabilitación con implantes, pero no cuenta con el nivel o la calidad ósea suficiente como para poder colocárselos.

Las técnicas de regeneración ósea son necesarias, sobre todo, en pacientes que llevan muchos años edéntulos (sin dientes), o de avanzada edad. También influyen otros factores que pueden intervenir en la pérdida de hueso, como son aquellos pacientes con hábitos de tabaquismo, con enfermedad periodontal o con sobrecarga (bruxismo).

La calidad del implante es, obviamente, indispensable para el éxito y evolución de éste; pero también es muy importante tener en cuenta si el paciente es apto o no para la colocación de implantes de manera directa o, si por el contrario debe someterse a una cirugía de regeneración.

En este último caso, y mediante un estudio previo (escáneres, r

adiografías, sondajes…) se valorará tanto la cantidad de hueso (maxilar o mandibular) del paciente, como la calidad ósea en la que se osteointegraría el implante.

Hoy en día, existen numerosas técnicas de cirugía avanzada, como las elevaciones de seno maxilar, injertos y membranas que hacen posible el éxito en la colocación de implantes en pacientes con escasa cantidad de hueso, o de mala calidad.

  • La técnica más utilizada es la de la regeneración mediante injertos de hueso, ya sea del propio paciente (autoinjerto), de un individuo de la misma especie (aloinjerto), de materiales sintetizados en laboratorio que imitan los componentes básicos del hueso (aloplástico), y/o de otras especies (xenoinjerto).
  •  Tras la cirugía de regeneración, el odontólogo esperará unos meses hasta que el injerto se haya integrado con el propio hueso del paciente. Es entonces cuando se constatará si la anchura y/o altura de hueso es suficiente para la colocación de implantes en esa área.

No obstante, puede darse el caso en el que el paciente necesite poca cantidad de injerto óseo, y la cirugía implantológica se lleve a cabo en el mismo momento.

  • En ocasiones, el odontólogo necesitará fijar el injerto de hueso al del propio paciente, para que no se expanda o se desplace. Es entonces cuando el doctor recurrirá al uso de membranas para ayudar a que el injerto quede bien fijado, y no se mezcle con el tejido conectivo del paciente. Para fijar la membrana, el odontólogo recurrirá, a menudo, al uso de tornillos y/o chinchetas, y en un futuro decidirá si dejarlos en boca o no, una vez el injerto esté bien integrado con el hueso.

Por lo tanto, podemos decir que casi cualquier persona, hoy en día, puede llevar implantes en boca, ya sea de manera directa, o mediante intervenciones de cirugía regenerativa. Hay que recordar, no obstante, que pacientes fumadores, con mala higiene, o con enfermedad periodontal deben cuidarse aún más si quieren que los implantes les duren el máximo tiempo, o que la cirugía de regeneración ósea sea todo un éxito.

Cirugía oral e implantología / 7 mayo, 2018

¿ Qué es la periimplantitis? Causas y tratamiento

La periimplantitis es la principal causa de pérdida de un implante. Se trata de un proceso inflamatorio que afecta a los tejidos que rodean al implante dental y que, al mismo tiempo, ocasiona una pérdida ósea en el área del implante.

Podemos hablar de dos tipos de periimplantitis:

  • Si la inflamación afecta sólo a los tejidos blandos, se denomina mucositis periimplantaria;
  • Y si esta primera no se trata a tiempo, puede derivar en periimplantitis, lo que conlleva a la pérdida de hueso de soporte.

El odontólogo determinará cuál de estos dos tipos padece el paciente, y para esto se regirá por unos criterios clínicos, como son: movilidad del implante, pérdida ósea en el hueso de soporte, sangrado o profundidad al sondaje, dolor a la percusión, y enrojecimiento de la mucosa que rodea al implante.

Aquellos pacientes fumadores, con higiene oral deficiente, o con una mala calidad ósea son más propensos a presentar periimplantitis. No hay que olvidar que la higiene oral es primordial para mantener una buena salud bucondental, ya seas portador de implantes o no.

Sin embargo, las causas que preceden a una periimplantitis son principalmente dos: la sobrecarga oclusal, y la presencia de bacterias alojadas en la superficie del implante.

Hoy en día existen numerosas alternativas a la extracción del implante (explantación), que pueden ayudarnos a mantener el implante en boca por mucho más tiempo.

Lo más importante, como ya hemos mencionado antes, es la higiene oral. Pero también debemos realizar visitas de control para que el odontólogo realice un seguimiento del estado del implante, y de los tejidos blandos que lo rodean.

Si por el contrario, el odontólogo diagnostica mucositis periimplantaria, o periimplantitis, habrá que llevar a cabo un tratamiento más o menos invasivo, dependiendo del grado de inflamación de los tejidos blandos y/o de la pérdida ósea.

El tratamiento a llevar a cabo se fundamenta, sobretodo, en la eliminación de bacterias y toxinas que rodean la superficie del implante.

De esta manera, existen dos tipos de tratamientos que se deben combinar entre sí para combatir la periimplantitis: por una parte, el tratamiento basado en métodos químicos, como puede ser la administración de clorhexidina o tetraciclina, así como el uso de antibióticos como, por ejemplo, la amoxicilina; y por otra parte, el tratamiento mecánico realizado por el especialista.

Este último consiste en la eliminación de la placa bacteriana que rodea al implante, mediante curetajes.

Cuando la periimplantitis ha provocado la destrucción de parte del hueso que rodea al implante, el tratamiento a llevar a cabo sería el de la regeneración ósea.

Se trata de una cirugía destinada a rellenar los defectos óseos, a través del injerto de hueso (ya sea autólogo, xenoinjerto, o aloinjerto), y fijar ese injerto mediante membranas reabsorbibles.

Estudios recientes demuestran que ambas técnicas, ya sean con membrana o no, dan excelentes resultados y una esperanza de vida al mayor, y sin la necesidad de su explantación.